martes, 11 de mayo de 2010

hoy



inventar un lugar en el cual tu nombre sea tan solo una palabra más y no ese espacio de esperanzas que agonizan bajo una puerta que nunca se abre; sentir en un momento que nos asalta el miedo de ver la puerta correrse alguna vez y no encontrar a nadie detrás de ella. entonces me alejo en una despedida sin gestos, me desdibujo en la distancia de una imagen borrosa, para pasar a ser un recuerdo vago, hasta que comiences a dudar de mi existencia, y convertirme así en no más que un personaje de algún sueño absurdo, en donde nos encontramos en la estación de un tren, y te sientas a mi lado, y nos miramos y me sonríes, y de alguna forma sabemos que ya nadie existe, pero entonces crees haberme visto en algún otro lugar, y yo te miro y dudo un poco, y pregunto tu nombre...